Un zumo, ya sea industrial (por muy detox que ponga que sea) o casero, si sí, casero, no sustituye a una pieza de fruta. Ala, ya lo he dicho.
Y ahora, una vez sabida la conclusión, estudiemos el porqué.
Pongamos que un zumo (repito, también casero), vamos a poner el ejemplo más conocido, un zumo de naranja, contiene unas 3-4 naranjas (o más). Hasta ahí todo bien; y ahora, ¿eres capaz de comerte de una sentada 3-4 naranjas? ¿No, verdad? Bien. Sigamos intentando comprender…
Vamos al inicio de los tiempos…un conocido y temido nutriente llamado HIDRATOS DE CARBONO, se clasifica en dos tipos (también se puede clasificar de otras maneras, pero como viene al caso, vamos a clasificarlo así): por un lado, tendríamos los llamados hidratos de carbono de absorción rápida y por otro, los de absorción lenta. Los de absorción rápida, también llamados monosacáridos y disacáridos, están formados por una o dos moléculas de “azúcar”, mientras que los de absorción lenta, están formados por largas cadenas de azúcares, también conocido como almidón, explicado de una manera simple. Entonces, como la propia palabra indica, los de absorción lenta conllevan consigo una digestión más larga, y por lo tanto, una absorción más lenta, que es lo que nuestro cuerpo suele buscar, a menos que vayamos a gastar energía de forma inmediata. Además, en la piel de las frutas, verduras, cereales integrales, legumbres,…existe la llamada fibra dietética, que es la que ayuda a que esa absorción sea más lenta, entre otras muchas funciones.
Entonces, ¿qué sucede con las piezas de fruta, si estas también contienen azúcares simples o de absorción rápida? Pues aunque contengan este tipo de azúcares, llevan consigo la llamada fibra dietética, que hace que esos azúcares se absorban de manera más lenta, dándole tiempo al cerebro a que le llegue la información de que ya se ha saciado. ¿Y por qué los zumos no sustituyen a una pieza de fruta? Porque a los zumos les retiramos precisamente lo “más interesante” de la fruta, que es la fibra dietética, y con ella nos llevamos también una gran parte de vitaminas y minerales. Les retiramos la piel a esas bonitas naranjas, y nos quedamos, dicho de alguna manera, con lo que menos nos interesa, el azúcar. Y además, la cantidad de azúcar que contienen 3-4 naranjas, y además de eso, nos lo tomamos de un trago (no vaya a ser que se le vayan las vitaminas…). Y este zumo, no nos sacia, ¿a qué no? Eso es debido a haberle retirado la fibra alimentaria (las partes que cubren los gajos y la parte blanquecina). Y encima, ¿Qué va a pasar con ese zumo? Que al haber entrado en mi tubo digestivo sin la compañía de esa fibra, ese azúcar, una gran cantidad, se va a absorber de forma rápida, y como probablemente no lo vamos a gastar en ese momento, va a crear un pico de insulina en la sangre, que va a derivar a crear adiposidad, porque esas calorías que no gastamos, ese azúcar que no gastamos, se va a acumular en el cuerpo haciéndonos engordar, y ya no hablemos de la caries dental…
¿Qué quiero decir con todo esto? Masticad. Nuestro organismo necesita masticar, la fruta, la verdura, y todos los alimentos posibles. De esa manera nos aseguramos esa gran aliada la fibra alimentaria, la escasez de la cual ya lleva dando problemas desde hace mucho tiempo, entre ellos, el cáncer de colon.
No quiero decir con esto que no vuelvas a tomar un zumo en tu vida, pero que no sustituye a una pieza de fruta, sí. Y que si creías que con tomarte el zumo de naranja mañanero, y encima a veces de bote, que por cierto, sabe fatal, no es suficiente. Esta recomendación es tanto para adultos, como para niños.
Está demostrado que los adultos podríamos llegar a engordar 5 kilos al año si tomamos dos vasos de zumo (casero, natural 100%) al día, aun manteniendo nuestra ingesta habitual de alimentos y nuestros hábitos de ejercicio estables.
Cómete una fruta, que digo una, varias, y de temporada a ser posible, la que te guste, no sufras, pero mastícala. Te sentirás saciado, y no tendrás que ingerir tantas calorías de más para ello. Para beber, siempre que sea posible, agua.
