Preguntas frecuentes

¿Por qué es tan importante aprender a comer de forma saludable?

Simplemente porque le vas a ofrecer a tu organismo lo que necesita para poder funcionar correctamente, y para sentirte lleno de energía para enfrentar los retos a los que te vaya exponiendo la vida. No le damos importancia a la alimentación, y cuando enfermamos lo achacamos todo a otras circunstancias, y sí, vale, de acuerdo, la alimentación no lo es todo, pero toma un rol muy importante en nuestras vidas y hay que tenerlo más en cuenta. Si no, no sería algo que debemos realizar con tanta asiduidad, ¿cierto?

¿Qué es un dietista-nutricionista?

Es un profesional de la salud, un sanitario al que tener muy en cuenta si queremos informarnos en todo lo que concierne a la nutrición. Es una persona con titulación universitaria que va a saber orientarte hacia una correcta alimentación, teniéndote en cuenta como individuo, como ser único en este mundo. No delegarías a un médico que te arregle las tuberías de tu casa, ¿verdad? Cada profesional, que se dedique a su ámbito.

¿Por qué acudir a un dietista-nutricionista profesional?

Porque es el único profesional sanitario con la suficiente base como para enseñarte a alimentarte de manera adecuada, teniendo en cuenta todo lo que te concierne a ti cómo individuo, adaptándose a todos los aspectos de tu vida. Muchas veces creemos que estamos alimentándonos adecuadamente o hemos oído aquí y allá que dicho alimento es fantástico, etc. Pero, ¿Quién ha dicho eso? ¿Por qué lo ha dicho? ¿Una vecina, el panadero…? Tenemos tanta información que estamos totalmente desinformados. Vamos a fijarnos en las fuentes, vamos a buscar información contrastada. Aprendamos a desaprender y reaprendamos.

¿Cuándo acudir a un dietista-nutricionista?

Tan fácil y difícil como cuando estés preparado. Cuando sientas que algo debe cambiar, cuando tengas la curiosidad de querer aprender a cuidar mejor a tu organismo, cuando quieras enseñarles a tus hijos a comer de forma saludable, antes de empezar un nuevo proyecto (embarazo, deporte…). Es una decisión que no hay que tomar a la ligera, pues sabes que aunque este profesional se adapte a ti, dentro de esa adaptación probablemente habrá que hacer algún sacrificio. Los milagros no existen, y como este gran refrán dice: “El que algo quiere, algo le cuesta”.

¿Durante cuánto tiempo voy a tener que acudir a un dietista-nutricionista?

Básicamente, durante el tiempo que necesites. Hay que tener en cuenta el servicio que se contrata y muchas otras variables (tiempo del que disponemos, dinero…). Lo mínimo son dos consultas, pues en la primera se recoge toda la información sobre el paciente, y tras esperar una semana, aproximadamente, en la segunda cita, la dietista-nutricionista le entregará todo el material que ha preparado a su paciente. Expertos dicen que una media de 14 consultas, repartidas durante 6 meses, es el plazo que mejores resultados a dado a la larga, pues es el tiempo medio que una persona necesita para adherirse al nuevo plan de alimentación y aprender a embarcarse en un nuevo estilo de vida. El tiempo que paciente y dietista-nutricionista vayan a estar embarcados en este nuevo proyecto, siempre va a ser consensuado entre los dos. La dietista-nutricionista puede hacer sugerencias al respecto, teniendo en cuenta el servicio contratado, pero siempre tomará el paciente la decisión final.

¿Los dietistas-nutricionistas sólo sirven para “hacer dietas para adelgazar”?

En absoluto. Hay un error muy grande, en la creencia popular de que una persona solamente debe acudir a un dietista-nutricionista cuando quiera bajar peso, y bueno, no nos vamos a engañar, la mayor parte de las veces, esa suele ser la única preocupación de las personas. También se puede acudir a un dietista-nutricionista para aumentar de peso, para adaptar un estilo de alimentación al deporte, para prevenir o no empeorar e incluso remitir enfermedades, para aprender a alimentarnos correctamente en las diferentes etapas de la vida (embarazo, niñez, adolescencia, vejez…). Pero lo ideal sería acudir a un dietista-nutricionista para preservar la salud, para prevenir enfermedades o para que estas remitan o no vayan a más. El tema de bajar de peso, te vendrá dado si miras por tu salud, no debe ser el objetivo principal, puesto que si queremos que esta bajada de peso sea efectiva y duradera para siempre, debemos tener en cuenta nuestra salud. No sirven de nada las mal llamadas “dietas milagro” con las que no puedo crear una adherencia en el tiempo, y a la larga voy a volver a recuperar el peso perdido o voy a engordar más. La clave está en cambiar los hábitos alimenticios para el resto de nuestras vidas.

¿Qué quiere un dietista-nutricionista que yo consiga, verdaderamente?

Que aprendas a alimentarte de forma saludable para el resto de tu vida, adaptándote a las diferentes etapas y momentos que vas a vivir en ella. Que preserves tu salud, al menos, a nivel alimenticio. Que aprendas a que sano, no significa aburrido e insípido. Que tengas siempre energía para afrontar tu vida.

No me veo capaz de “hacer dieta”.

Tenemos una idea muy equivocada de lo que es verdaderamente “hacer dieta”. Todos estamos haciendo dieta, pues hacer dieta, es alimentarse, de mejor o peor manera, pero alimentarse. Un dietista-nutricionista profesional, no quiere que tu hagas dieta, lo que va a intentar es inculcarte unos buenos hábitos alimenticios, adaptándose a ti en todo lo posible, para que tu organismo reciba lo que necesita verdaderamente y así aprendas a alimentarte de una manera saludable, para el resto de tu vida. En mi opinión, las dietas estrictas no sirven para nada. No te voy a ofrecer algo para un tiempo, puesto que no me interesa que vuelvas a comer como comías antes, sino que reaprendas.

Pero si yo estoy delgado, ¡para qué le voy a dar importancia a la alimentación!

Creer que delgadez siempre significa salud es un error, y muy grande. Todo el mundo debe darle importancia a su alimentación. Delgadez implica menor riesgo de padecer ciertas enfermedades, sobre todo, a nivel cardiovascular, pero no lo es todo. No me sirve de nada que estés delgado, pero que no tengas energía ni para levantarte de la cama. La delgadez extrema, sabemos además que puede estar relacionada con enfermedades de mala conducta alimentaria, y eso, precisamente, no es algo saludable.

Yo como fatal, y no me pasa nada.

Los estudios científicos en relación con la nutrición se realizan cogiendo como ejemplo una población, puede ser mayor o menor, pero nunca se mira a un solo individuo. Es decir, cómo metáfora utilizaremos este ejemplo: Si subes a un coche y no te pones el cinturón, ¿Qué te va a pasar? Probablemente nada. Seguramente tengas “suerte” y no sufras un accidente. Pero, y si, ¿en vez de ser tu sólo el que no te pones el cinturón, son 200.000 personas, incluidos niños y ancianos? Ahí ya hablamos de una población, y por desgracia, sabemos que muchos de ellos no vivirán para contarlo. Lo mismo pasa con la alimentación, no podemos extrapolar algo a una sola persona.

Pero bueno, aparte de la metáfora, vale, puede que no te pase nada a corto plazo, pero ya veremos si sigues comiendo “fatal” lo que ocurre, pues serás más propenso a padecer todo tipo de enfermedades, y a no tener energía suficiente para afrontar tu propia vida.

La comida sana está malísima, es insípida y sosa.

Este problema viene más de arriba, de los que mandan sobre nosotros. Puesto que, ¿cómo vamos a preferir comer brócoli a comernos una súper ultra procesada hamburguesa con sus deliciosas patatas y su refresco? Si acostumbramos a nuestro cerebro a este tipo de sabores, todo lo demás nos parecerá soso. Pero hoy en día, ya se sabe, que esto no es así, que comer sano, también implica disfrutar, adaptarse a los gustos de cada individuo y a hacer de ese plato un plato exquisito. Tenemos infinidad de blogs con recetas ricas y saludables, adaptadas a todos los gustos y diferentes estilos de alimentación.

Comer sano sale súper caro.

Completamente falso. Hay estudios que demuestran que una persona que come más alimentos vegetales que animales, ahorra al año unos 600€ en alimentación. Además, es de lógica, si empezamos a comer más saludable, eso significará que iremos dándole más importancia a la comida real que a los productos ultra procesados. No hace falta comprar alimentos ecológicos o solamente en tiendas en los que los productos valen muy caros. Solo necesitamos comida real, comida que no lleva embalaje ni etiquetado, y eso, siempre, hace que el precio sea más bajo.